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martes, 9 de enero de 2018

Crítica de 'Llega de noche'; enfermedad y paranoia

Tras estrenarse con su ópera prima 'Kisha' (2015), el realizador de 29 años Trey Edward Shults nos presentó hace unos meses su segundo filme, 'Llega de noche' (2017), cinta que, ya con los trailers, prometía perturbar al espectador.

En su anterior película vimos que a Shults le gusta jugar con la psicología, y en la obra que nos ocupa quizá sea su mayor dimensión, su mejor baza. La premisa es sencilla: tras lo que parece ser una catástrofe producida por una especie de virus o pandemia, tan de moda estos últimos años, nos encontramos con Paul (Joel Edgerton), un hombre que tratará de defender a su familia, aislada en una gran casa en medio del bosque, a toda costa.


Desde el inicio asistimos a planos oscuros, perturbadores, en los que podremos comprobar cuan terribles son los estragos que causa la enfermedad de la que tratan de salir impunes los protagonistas. Silencio, soledad, oscuridad. Estas son las pautas que marcan el ritmo de los primeros minutos de metraje en los que observamos la rutina de la familia. Todo cambia cuando, de noche, escuchan sonidos provenientes del exterior de la casa (más bien de la entrada, en la que una puerta férreamente bloqueada impide el acceso al resto de la vivienda, cerrada a cal y canto). Dichos sonidos provienen de Will (Christopher Abbott), quien, creyendo que el lugar estaba deshabitado, se aventuró en él en busca de víveres para, también, poder mantener con vida a su familia, que reside aislada en otro punto del bosque.


A partir de este encuentro el transcurso de la trama, y de la vida de los protagonistas, sufre un gran cambio. Según la sinopsis del filme, Paul deberá proteger a su familia de una presencia maldita que les atemoriza desde el exterior de su casa. Sí, la enfermedad, pero este agente en la narración cobrará una nueva dimensión a partir de cierta secuencia en la que un suceso imprevisto altera el equilibrio de los personajes. Hablaremos de ello más adelante, advirtiendo previamente de la aparición de spoilers.

En cuanto a los aspectos técnicos, Shults juega con maestría con la cámara y los efectos sonoros, llegando a crear una atmósfera de tensión que, según que escenas, se volverá casi irrespirable. Con aparente sencillez, logra generar dudas, paranoia y desconfianza por doquier, impregnándonos al igual que a sus protagonistas.


El guión es más bien sencillo, y quizá el mayor logro sea que el texto cobre nuevas dimensiones beneficiándose de las virtudes técnicas. El director entremezcla géneros para hacernos dudar de si estamos ante un thriller, una película de terror convencional e incluso un rebuscado drama psicológico. Nada es lo que parece, o tal vez sí y la cosa no sea tan complicada como intentan hacernos ver.


Sigue con spoilers:

El mayor triunfo de Shults es, partiendo como hemos dicho de un guión algo flojo y una historia convencional y trillada, hacer que la trama siga por otros derroteros. ¿De qué se defienden realmente, de la enfermedad? Tras la secuencia en la que el perro, enfermo, regresa a la casa y siembra el terror y las dudas entre ambas familias, de nuevo, ¿a qué se enfrenta Paul? ¿A una posible contaminación o a sus propias paranoias? ¿Quién abrió la puerta maldita? ¿Fue el hijo de Will, estando sonámbulo, desatando así el caos? Se dice que, dada su baja estatura, no podía llegar al pomo de la puerta, pero lo cierto es que en alguna escena se intuye que sí...


Generando estas dudas entre los personajes y el espectador, se consigue que la película haga malabares entre distintos géneros, que emplee los clásicos trucos del cine de terror para profundizar en lo psicológico y en lo humano. Más que de una amenaza externa, los personajes luchan entre ellos y contra sus propias paranoias cuando se ven obligados a convivir en un espacio cerrado y bajo unas circunstancias y unas presiones extremas. He ahí la mayor baza de la película. Y así es como logran engañarnos, a través del trailer y de la primera mitad del metraje. No, no estamos ante una película de terror, y quizá ese sea el gran descubrimiento para con la cinta de Shults.


Una mención especial al final y, sobre todo, al último plano de la película. Terrible y perturbador, como poco. 

Lo mejor: la tensión entre los personajes, la combinación de géneros y las dudas que genera.

Lo peor: el tipo de historia se ha utilizado más veces y con mayor maestria y, pese a sus virtudes, al final no logra sorprendernos del todo. 

Valoración: 7'5 / 10


Trailer:



Mejor que: muchas otras cintas de terror que caen en los tópicos.

Peor que: otras propuestas del género que sí son más innovadoras, como 'It follows' (2014)

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