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sábado, 4 de noviembre de 2017

Crítica doble de 'Madre!'

La controvertida ganadora del Festival de Venecia no deja indiferente a nadie. O la odias o la amas, y por eso os traemos una crítica doble de 'Madre!' la película de Darren Aronofsky. A una mujer (Jennifer Lawrence) le pilla por sorpresa que su marido (Javier Bardem) deje entrar en casa a unas personas que no había invitado. ¿Con quién estáis más de acuerdo?

A FAVOR

No son muchas las películas que consiguen dejarme con la boca abierta. Darren Aronosfky es uno de esos directores que no tiene miedo a soltarse cuando ve la oportunidad de contar algo con toda la energía posible, dejando una huella personalísima. En este caso ha hecho una especie de 'El jardín de las delicias' más devastador si cabe.

La primera hora de ‘Madre!’ es simplemente genial, en parte gracias a las interpretaciones de Jennifer Lawrence y Javier Bardem, y en parte también a esa puesta en escena donde la cámara y el sonido juegan un papel muy atractivo para el espectador, provocando el estremecimiento absoluto en cada escena dentro de la casa, que poco a poco va cobrando vida.

‘Madre!’ no es tan fácil de leer o seguir, pero evoca un amor hacia el papel de Jennifer Lawrence que llega a encajar perfectamente en los mismos sentimientos de rechazo y angustia. Ella es la madre de todo (y todos), debe entenderse así, y desde ese punto de vista vemos derrumbarse todo a su alrededor. La madre que lo va perdiendo todo. Hay un punto álgido en mitad película que supone el cambio del Antiguo al Nuevo Testamento (y, sin embargo, este cambio no supone una mejora en absoluto, quizás ahí esté el espíritu más transgresor de Aronofsky, el ser humano siempre ha actuado con irresponsabilidad y desobediencia), pero Aronofsky no se desvanece ni por un momento, ni siquiera con la calma que prosigue a la tormenta, y vuelve a la carga con un final apoteósico, pero magníficamente rodado, encrespando la historia cada vez más y más hasta hartar al espectador.

Bendita locura. Lo de ‘Madre!’ es exagerado, sí, pero desde el buen sentido de la palabra. Es un puñetazo sobre la mesa, un subidón que no lo dan las películas de terror convencionales. Es, a mi parecer, la mejor película de Darren Aronofsky, aquella en la que el autor perfecciona las técnicas de ‘El cisne negro’ (2010) y ‘Réquiem por un sueño’ (2000). Una crítica original, oscura y apocalíptica sobre el fin del mundo, la superpoblación y el mal empleo de los recursos por parte del hombre, creado a imagen y semejanza de un Javier Bardem que últimamente se empeña en dar miedo con cada interpretación. En este caso está más que justificado.




Lo Mejor: El gran descaro de Darren Aronofsky.

Lo Peor: Que sea tan explicita en algunas escenas del final.

Valoración: 9/10

Nicolás de Benito

EN CONTRA

Aronofsky es la pareja sentimental de Jennifer Lawrence. Esta es una de las posibles causas que explicarían por qué escogió un guion que, según ella, es propio de un enfermo mental: complacer al amado. La otra explicación plausible es su avidez de premios. Una película que consiste en alternar un pseudo plano secuencia de su cara bonita y planos subjetivos suyos, o el recuerdo de Natalie Portman en 'Cisne negro' (2010) de su cariñito Darren le pueden haber hecho pensar que la estatuilla brillará en su estantería como la fruta prohibida en el despacho de Bardem. Y lo cierto es que casi seguro que le cae nominación.

Estoy radicalmente en contra de la idea que sostiene que un autor se debe a su público. Un autor se debe a lo que el cuerpo (o el alma) le pida que haga. Pero la última película de Aronofsky, un autor con mayúsulas, hace aguas porque es, de primeras, inconcebible, porque mezcla tesis, porque cada diez minutos el espectador le da una interpretación diferente, porque tiene lagunas que son océanos desbordados. Al final resulta que está tratando un tema demasiado espinoso como para no dejarlo claro; la metáfora es preciosa, la ejecución es más que discutible. Es cuestionable porque la planicie audiovisual que supone seguir continuamente al personaje y la mirada de la madre “naturaleza” produce hastío, lo que en un primer momento es una profunda empatía hacia el personaje de Lawrence se acaba tornando en un hartazgo por la repetición de la desobediencia.

Solo Aronofsky ha conseguido que la deslumbrante belleza de su novia acabe por ser molesta (y eso que el histrionismo de su personaje en 'El lado bueno de las cosas' (2012) roza el milagro), aunque quizás sea esto lo que pretenda el realizador, mostrar la degradación de algo tan bello como el planeta Tierra (la casa, la cual no se entiende sin Lawrence, ni Lawrence sin la casa) hasta convertirse en algo horrible, un cuerpo en llamas, meras cenizas. Solamente alguien muy despierto es capaz de ver desde un primer momento toda la simbología de la película: Adán y Eva, Caín y Abel, la desobediencia humana relatada en la Biblia, en toda ella hasta el apocalipsis. Apocalipsis cercano por la superpoblación actual, por el mal uso de los recursos naturales, por el calentamiento global. Demasiado cercano como para gastar dos horas de vida en esta película que, aunque a Lawrence le parezca brillante, es obtusa, irritante y desmesurada.

Lo Mejor: El significado que subyace en el caos.

Lo Peor: La complejidad de acceder al mensaje

Valoración: 3/10

Javier Haya

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