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sábado, 12 de noviembre de 2016

'Mad Max: Furia en la carretera', más para Cinesa que para Cannes

Cuando John Ford se puso detras de la cámara para liquidar con 'Centauros del desierto' (1956) y 'El hombre que mató a Liberty Valance' (1962) los films estereotipados de cowboys e indios, lo hizo con una estrella de sheriff en la camisa. Expulsó al agotado cine del oeste de Hollywood; el borracho del pueblo que como género no se rehabilitó. El western moderno no es una invención de Ford, ni tampoco del director George Miller, porque Miller, a diferencia de John Ford, tiene poco de autor. Es eficaz, se desarrolla con presteza y son prueba: la saga 'Mad Max', 'Babe el cerdito en la ciudad' (1998) y 'Happy Feet' (2006). Cine, en definitiva, comercial, pero que lo avaló para inaugurar con 'Mad Max: Furia en la carretera' el Festival de Cannes de 2015. La excitación por ver a Tom Hardy y Charlize Theron -protagonistas del film- pisando el acelerador en un western moderno de frenética persecución, hizo que el director australiano y los críticos se pasaran de frenada, aplaudiendo una obra comercial que inauguraba un festival por excelencia de autor.


'Mad Max: Furia en la carretera' parte del anuncio del director George Miller de presentar una revisión de la saga y no un remake. Vehicular una obra, que comparte el mismo eje que las anteriores, pero que a la vez utiliza como herramienta para distanciarnos. Mantiene el diseño de un mundo apocalíptico para incidir en la crisis ecológica. Recuerda al Nolan de 'Interstellar' (2014): nos relata en voz en off, mediante fragmentos de telenoticias, la devastación que ha sufrido la Tierra; un conflicto que se explica de forma rápida, ya que Miller entiende que es innecesario alargar la introducción, y nos sitúa como espectadores en un contexto desértico. Acelera, acertadamente, la introducción, porque al cabo de pocos minutos ya vemos al protagonista Max Rockatansky -Tom Hardy- perseguido por una tribu violenta, de estética punk, que galopa por las llanuras del oeste en coches armados y de gran potencia. Un conjunto de elementos que la identifican como un film de acción trepidante con una sociedad distópica y vehemente, es decir, la saga Mad Max protagonizada por Mel Gibson. La revisión recae en la forma, no en el contenido, porque éste se limita a una frenética persecución  entre buenos y malos, entre indios nativos y cowboys con aire de protesta urbana y futurista.

Si el contenido no sufre ninguna revisión, seguramente, es porque se le aplica una regresión: los diálogos son mínimos y breves. Un hecho que inicialmente no se puede entender como un aspecto negativo, ya que puede ser un elemento que dote a la película de una coherencia narrativa. Y sí, Miller consigue inicialmente hablar con los motores de los coches, con las miradas y los gestos de los protagonistas sin molestar al espectador. Es coherente porque se desarrolla la acción en un contexto primitivo; una retrospección hacia el hombre salvaje y primario. Una idea que permite hacer del diálogo un decorado minimalista que funcione durante una parte de la película, ¡una parte! Porque si las imágenes muestran una evolución, las palabras tienen que acompañarla si no se quiere romper la coherencia del guión. Al final, deja la sensación de que se contempla un conjunto de imágenes trepidantes, pero vacías.


Y es por lo que desprenden las imágenes por lo que la obra se aguanta durante las dos horas, únicamente por el ritmo visual. Es en este punto donde destaca George Miller y donde se plasma un cierto atrevimiento. 'Mad Max: Furia en la carretera' es el resultado de un gigantesco trabajo en la forma y en el tono: montaje, música y estética. Una evidencia que se plasmó en seis de los Oscar que se llevó, todos ellos en el apartado más técnico. Un montaje magníficamente troceado que impregna de ritmo el film, que se vuelve aún más vertiginoso con la música heavy que dota de poder cada una de las escenas -la fuerza de la escena del punky con la guitarra eléctrica traspasa la pantalla-. El uso mínimo del plano general y la apuesta reiterada por planos cerrados y de curta duración contribuyen a generar una coreografía que no se para, que reposa de forma breve en el momento oportuno. Acierta convenientemente, porque se anticipa al hecho que el espectador sufra una sobredosis de adrenalina y caiga rendido por la saturación de acción. La estética está delicadamente cuidada, tanto en la imagen como en la vestimenta; se consigue representar la atmósfera que se desea. Formalmente es magnífica, excepto en los flashbacks que se le aparecen a Max Rockatansky durante el film y que no hacen más que romper la atmósfera, son más propios del universo telefilm. Ayudan a entender la personalidad de Rockatansky, sí, pero son innecesarios al ser una idea redundante: ya se denota por su personalidad solitaria y por la voz en off inicial.


Dentro de este estética violenta, destaca la apuesta del director por el mensaje feminista... que fracasa estrepitosamente. La obra empieza  siendo fiel a la idea: diferencia el rol de protagonista del de héroe. El protagonista es Tom Hardy, al encarnar a Max Rockatansky, pero el rol de héroe no existe como tal, sino que existe el de la heroína. Charlize Theron representa a una mujer rapada, sin brazo, que, bajo el nada casual nombre de Imperator Furiosa, lucha contra un malvado después de haberle robado su tesoro más preciado. Un malvado que no atemoriza sino que recuerda a un profeta que, con falsas promesas sobre la vida y la muerte, se gana el favor del pueblo. La presentación feminista de Theron se aplaude, porque denota el atrevimiento de Miller. Rompe con la masculinidad de la saga y con cierto convencionalismo de la industria Hollywood. Pero no es tan idílico como pretende el film, ya que se destroza la intención. En uno de los primeros planos donde aparecen unas mujeres juntas, el film, muestra cuatro modelos de Victoria Secret con una manguera en la mano, mientras se mojan sus cuerpos tapados con una ropa minúscula. ¿Cómo se pretende defender una propuesta feminista, si la misma obra es quien perpetua aquello que se critica? ¿Aspira como film de acción comercial trascender a defensora de los derechos de las mujeres con cuatro modelos y ser catalogada de crítica religiosa solo con el antagonista? Pretenciosa y engañosa.

Debajo de una estética que roza la excelencia y un ritmo trepidante se consigue entretener al espectador más comercial. Sin ser nada de autor, ni rompedor tiene como gran éxito haber inaugurado Cannes. Quizás John Ford se quedo corto enterrando, solo, el western convencional. 

Lo mejor: el ritmo de la película

Lo peor: la falta de guión e inaugurar Cannes

Pablo Rubio

Tráiler:

2 comentarios:

  1. Creo que deberías volver a revisar la película sin la obsesionada película que mantienes de que el cine que produce dinero o puede llegar a ser comercial, no es de autor. La autoría viene en dar un sello y una impronta personal a una película, Mad Max: Fury Road es producto de George Miller y tiene mucho de autor.

    Dicho eso deberías repasar el subtexto de la película. Las mujeres con la manguera de agua no representan una figura erótica es una metáfora visual muy simple. En un mundo yermo y moribundo ellas (vestidas de blanco) se mojan con agua, porque son vida. Ellas representan la vida como mujeres (todas estaban seleccionadas para procrear), no es una escena tratada de forma sexual en ningún momento y son mujeres bellas porque son seleccionadas para serlo dentro del hilo argumental de la película. Pero no todas las mujeres de la película son así, empezando por la propia Theron completamente desexualizada en su aspecto físico. Detalles como que Imperator Furiosa sea la que conduce el camión o que acierte a disparar cuando se apoya en el hombro de Max son cruciales para entender el mensaje. Igual que su bando sea el triunfador cuando se enfrentan al grupo de antagonistas masculinos, los cuales son calvos y musculosos (cosa no casual) y tienen un estúpido sentido del honor. El grupo de mujeres aisladas también fracasó en su intento de una vida mejor y únicamente triunfa el grupo de Furiosa, cuando hombres y mujeres trabajan juntos y en una relación de igualdad contra los opresores y al terminar Max se va, porque no es su guerra, el simplemente es un aliado.

    Hay muchas cosas más a comentar, la fuerte identidad visual de la película, el perfecto encuadre en sus escenas, la difícil tarea de mantener un ritmo tan elevado en una película larga, la importancia de que un persona al morir pronuncie sus últimas palabras en voz baja en vez de gritando, etc. Pero claro la película recaudó dinero y el dinero es malo si quieres ser un snob del cine.

    No te pongas una venda en los ojos y hables de comercial a ciegas renegando sus virtudes, para que te regalen unas gafas de pasta y te sientas más indie. Pocas veces se hace algo tan arriesgado como Mad Max: Fury Road y pocas veces es un producto de tanta calidad que puede gustar a los aficionados al cine y a los espectadores.

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    1. Mad Max, sea comercial o no. Es una cagada con letras mayúsculas. Tampoco te pongas tu una venda, mira lo que se han gastado en hacer Mad Max y mira lo que se han gastado en hacer Her y ahí ya ves que es comercial y que es de autor.

      Es una película que aburre, que puede entretener a la gente que le guste por ejemplo Fast & Furuious, pero bueno como el postureo esta a la orden del día, y los "grandes críticos" dicen que es buena. ¡Qué narices! Digamoslo todo y por ejemplo de la gran Batman v. Superman es una obra maestra y estos "grandes críticos" la pusieron verde, por consiguiente la gente a modo de postureo también.

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