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martes, 5 de julio de 2016

Maggie: la transformación como enfermedad terminal

El pasado año el director Henry Hobson se estrenó con ‘Maggie’, su ópera prima, una entrada en el mundo cinematográfico que, si bien no representó un contundente golpe en el mundillo como sí lo hacen otros directores con sus primeras obras, sí logra un resultado extraño, diferente e interesante.

Una de las mayores bazas del filme es su particular combinación de elementos, la misma que citó un crítico de The New York Times para echar por tierra la cinta, pues dictaba lo siguiente: "Zombies, Arnold Schwarzenegger y un cierto aire a Terrence Malick... ¿qué podría salir mal? Más o menos todo en este rompecabezas de bajo presupuesto". Exacto, he ahí los elementos claves de la película: su género o temática, uno de sus actores principales y la fotografía y el ritmo de la historia. Otros, sin embargo, alababan la interpretación de Schwarzenegger como una de las mejores de su carrera, una digna de ver. Sí, es digna y curiosa, pero teniendo en cuenta que es un actor que no brilla precisamente por sus dotes interpretativos, diremos que es simplemente pasable, lo que claro, en él, destaca más de lo que lo haría en otro de mayor calibre. Aun así, es agradable verlo interpretando un papel dramático, el de un padre que quiere proteger a su hija sea como sea y contra quien sea, hasta el amargo final. Y aquí es donde entra la trama. 

Los zombies se plantean de la manera habitual, como infectados por ese maligno virus que tan acostumbrados estamos a ver y que, además de ir pudriendo el cuerpo del “enfermo”, acaba convirtiéndolo en algo distinto, en un animal peligroso desprovisto de toda humanidad; vamos, un muerto viviente de toda la vida. Lo curioso de ‘Maggie’ es que el hecho de la lenta, dolorosa y traumática transformación es vista y tratada como si de una enfermedad terminal se tratase. El enfermo va empeorando con el tiempo, primero en casa, luego en el hospital, en la cuarentena, hasta que finalmente debe ser eliminado, pues la naturaleza no se lo lleva por sí misma y acaba representando un peligro para los demás.


Esta es la variación que distingue a la película de sus compañeras de género. No hay acción ni violencia –sí un poco de gore, es inevitable, pero mínimo–, sino que nos encontramos ante un drama en toda regla. La protagonista es infectada y vemos cómo este hecho le afecta a sí misma y a los que la rodean –amigos y familia–. Su padre quiere apurar hasta el último minuto, evitando la cuarentena y enfrentándose para ello contra quien haga falta, ya sean los médicos, la policía, sus vecinos e incluso su actual esposa. Y para tratar esta historia diferente el director ha querido emplear una técnica distinta que no suele verse en este tipo de filmes. Como decía el crítico, parece como si Terrance Malick hubiera metido mano en la realización, pues el ritmo lento y pausado y la fotografía preciosista y melancólica están presentes en todo momento, absorbiendo a los personajes y mostrándonos de esta manera cómo sufren, cómo agonizan en su interior en lo que será la espera de lo inevitable. 



‘Maggie’ no es una película que pasará a la historia, ni mucho menos, pero el visionado merece la pena para cualquier amante del género, o no, simplemente para observar de cuán variadas maneras se puede tratar una misma historia, una misma temática. Es una trama de desesperanza, de melancolía, de amor paterno-filial y de enfermedad, pues si cambiásemos a la zombie por una persona que padeciese cáncer podríamos obtener una historia muy similar pero no con los mismos tintes, he aquí la gracia. Me recordó inevitablemente a lo que hizo también en su día el aclamado Jim Jarmusch con su ‘Solo los amantes sobreviven’, cinta no exenta de polémica con la que dio un giro a las películas de vampiros, ofreciendo una historia sobre los mismos pero tratada de un modo completamente distinto, que se asemeja en diversos puntos a esta ‘Maggie’, aunque aquella fue una cinta bastante superior, pero aun así se palpan las reminiscencia. 



Lo mejor: la innovación en el género, la interpretación de Abigail Breslin, la fotografía

Lo peor: que estas innovaciones no se hayan explotado más a fondo y que no se haya profundizado más en la trama y los personajes

Valoración: 6.5 / 10

Salva Alberola

Trailer:



Sinopsis:

Una chica americana de 16 años, que vive en un pueblo, es infectada por un zombi. Tarda 6 meses en convertirse en zombi, y su transformación afectará a su familia, sobre todo a su padre, que sigue sintiendo un amor incondicional por su hija.

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